viernes, 15 de mayo de 2020

EN CADA PLAZA UNA VECINA






Hoy, viernes 15M y San Isidro, proponemos visibilizar el trabajo que desarrollamos desde las despensas, los bancos de alimentos y las redes de cuidados en toda la ciudad. El Madrid solidario existe. 

Queremos mostrar que 9 años después del 15M sigue existiendo una ciudadanía que se organiza para no dejar a nadie atrás y se extiende por todas las plazas de Madrid. El apoyo mutuo está siendo fundamental para afrontar la crisis del coronavirus frente a la falta de respuesta a la emergencia social de las instituciones de Madrid. 

Te invitamos a unirte a esta campaña en redes sociales con el HT #EnCadaPlazaUnaVecina. ¡Por favor, no olvides repetir el hashtag en tu publicación cuando compartas los post de tu red o de las redes vecinas! 

Sube imágenes de lo que estáis haciendo en vuestro colectivo, de cómo se cuidan las vecinas entre ellas. Comparte historias que te hayan emocionado en estos momentos de emergencia. Vamos a reivindicar que juntas somos invencibles y que no estamos solas porque siempre tendremos a una vecina a nuestro lado.

domingo, 10 de mayo de 2020

El hambre aprieta a los inmigrantes irregulares

En las calles de Madrid no hay más rosas ni latas de cerveza. Aquellos que siempre aparecían con una Mahou cuando los bares bajaban la persiana y colocaban en cada cita una flor envuelta en celofán guardan ahora la cola de la miseria. No tienen qué comer. Bangladesíes en su mayoría, estos vendedores ambulantes llevan dos meses sin un céntimo en los bolsillos. Viven hacinados en apartamentos y pasan hambre. Su único sustento llega cada dos jueves, cuando peregrinan a su mezquita, en el céntrico barrio de Lavapiés, para hacerse con un saco de 30 kilos de víveres. Se recolectan gracias a una red vecinal, que la crisis ha hecho aún más fuerte, y que se ocupa de alimentar a 1.600 familias.

La cola comienza a las 12.30 y sigue hasta las 14.00. La mezquita, clausurada para el rezo, es ahora un almacén de sacos de construcción llenos de alimentos y bolsas de patatas. Entran y salen hombres sin zapatos comprobando listas y provisiones. Hay 300 convocados para este jueves. Según transcurre la mañana, van llegando, separados, sin apenas hablar entre ellos. Algunos se confiesan al límite. Son hijos, maridos y padres que mienten a sus familias prometiendo que está todo bien, aun sabiendo que no lo está.
El hambre aprieta a los inmigrantes irregulares